EL HELADO.

Hace unos días, un niño de alrededor de 10 años entró en una heladería y se sentó en  una mesa. La camarera puso un vaso de agua en frente a él. 
¿Cuánto cuesta un cone de helado de chocolate?-, preguntó el niño. 
Dos dolares cincuenta,  respondió la camarera. 

El niño sacó una mano de su bolsillo y examinó una cantidad de monedas... 
¿Cuanto cuesta un helado de chocolate en vasito?, volvió a preguntar. 
Algunas  personas estaban esperando ser atendidas y la camarera ya estaba un poco  impaciente. 
¡Dos dolares!, le contestó bruscamente. 

El niño volvió a contar las monedas...
Entonces quiero el helado en vasito, dijo el niño. La camarera le trajo el helado, puso el ticket en la mesa y fue a atender otras mesas, refunfuñando por el tiempo que le había hecho perder el niño.  

Éste terminó el helado, pagó en la caja y se fue. Poco después la camarera llegó a la mesa que el niño había ocupado, para limpiarla, y entonces le costó tragar saliva con lo que vio. Allí, puestos  ordenadamente junto al  plato vacío, había cincuenta centavos... su  propina. 
Jamás juzgues a alguien antes de tiempo!.